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Pase la noche con el resto del grupo, sobre las doce
o así me despertaron unos ruidos. Me levante y cogí un cuchillo cuando el
chaval que tenia al lado me miro.
-
¿Que haces?
-
¿No lo has oído?
-
¿El que?
-
Ese ruido
-
… ah, tranquilo, no es nada, solo el capullo
de Toni violando otra vez a su novia.
-
¿Qué? ¿Y nadie hace nada?
-
¿Que quieres que hagamos? Quitando a sus
amigos que murieron en el centro comercial todos somos unos críos, y si
seguimos aquí es solo por que ella le convenció de que nos quedáramos.
-
¿Y los que la palmaron no hicieron nada?
-
Nada, te lo he dicho, eran sus amigos, les
parecía hasta gracioso, se que esta mal decirlo, pero me alegro de que hayan
muerto, eran unos cabrones.
-
Mira,
te ha salido un admirador. (No pude evitar sonreír con eso)
-
Tu tranquilo, yo no soy como ellos.
-
No, tu
solo te comes a la gente
-
Me ocupare de sacaros a todos de aquí.
-
¿En serio? ¿Cómo?
-
No se lo digas a nadie, pero se como salir de
aquí -Guiñándole un ojo.
-
¿Pero como lo vas ha hacer?
-
Tranquilo, déjamelo a mí, os sacare a todos
de esta mierda.
-
Gracias… pero ojala no fuera a todos…
-
¿Lo dices por el? tranquilo chaval… aveces
ocurren accidentes.
El chaval me sonrió y se volvió a dormir. Los ruidos
pararon y la calma volvió al edificio, mientras yo pensaba como coño cargarme a
ese despojo humano y como coger las cosas de casa sin que vieran el cadáver de
Rebeca y la chaqueta y el equipo que llevaba cuando me cargue a sus amigos.
A la mañana siguiente me desperté bastante pronto,
había solo un par de personas despiertas así que aproveche para salir e ir a
casa a por los suministros y a dejarlo todo el equipo preparado para recogerlo
lo mas rápido posible el ultimo día.
Al volver con todo ya estaban despiertos, Toni se
acerco y me dio otra ostia
-
¿A ti que coño te pasa?
-
¿Qué?
-
Dijimos que te acompañarían a recoger las
cosas, no que te irías tu solo.
-
Y que importa, os he traído la comida y no se
ha arriesgado nadie, mas que una ostia, esto merece una mamada, así que deja de
tocar los huevos.
En un momento se puso rojo y saco la pistola, por
suerte su novia le agarro el brazo, si no me llevaba otro tiro, y la sensación
no es nada agradable.
-
Bien gilipollas, si tantas ganas tienes de
hacerte el héroe, coge el coche ahí afuera y saquea la comisaría, si vamos a
salir de aquí necesitaremos armas y munición.
-
Como usted ordene, lord comandante.
-
Tienes diez minutos para irte, y no vuelvas
sin eso.
Salí del edificio y monte en el coche, parecía que
estaba en buen estado y tenía el depósito medianamente lleno, así que no me
quedaría tirado a medio camino, o por lo menos no lo parecía.
Los efectos de conectar el reloj del ayuntamiento
eran cada vez más visibles, mas y mas iban camino del centro y los pocos que
había por los alrededores no suponían ningún gran problema. Al llegar a la
calle de la comisaría las cosas se complicaron, decenas de coches abandonados
entorpecían el camino, así que hubo que improvisar y continuar por el paseo
peatonal. Con el coche aparcado en la puerta y las llaves puestas, apague el
motor y me dirigí a dentro.
Las puertas de acero no estaban cerradas, y las de
cristal completamente destrozadas, restos de carne, jirones de ropa, huesos
rotos y mordisqueados y sobre todo sangre, todo eso es lo que había por el
suelo y paredes. No parecía haber nadie dentro, pero al poco pude ver siluetas
al fondo, siluetas que terminaron en zombis acercándose primero despacio, y
después a un ritmo algo más frenético arrastrándose lo mas deprisa posible. A
simple vista había unos tres, algo sencillo, pero los ruidos procedentes de mi
espalda me hicieron cambiar de opinión, otra tanda aun mas grande salía de las
oficinas, algunos tambaleándose y otros arrastrándose, no tuve tiempo
suficiente para fijarme en ellos, ya que uno del primer grupo pasó por el
detector de metales, haciendo saltar la alarma y provocando que no solo los
otros vinieran con mas ganas, si no que los que había en las oficinas de
enfrente y en el piso de arriba, también salieran con ganas. Dos cayeron o se
tiraron del piso de arriba hacia mi, se quedaron cortos y por suerte solo tuve
que pisarles la cabeza, pero lo que me venia por delante y los lados ya era
otra historia.
Los primeros en llegar fueron los tres de la
derecha, armado solo con cuchillos la cosa se complico mas de lo que me
esperaba, con dos cuchillos largos de carnicero comencé a defenderme por su
zona, al primero el golpe le rajo la cara hasta que el cuchillo se quedo
clavado a mitad de recorrido, a la altura de la nariz en un golpe de arriba a
abajo, todavía se movía, así que solo con girar un poco el cuchillo se le
revolvió del cerebro como quien mueve una cuchara dentro de una sandia, solo
que con un “crac” adicional producido por la fractura del cráneo, al segundo
directamente el filo del cuchillo le entro por el ojo y salió sin problemas
arrastrando una pasta de sangre, cerebro y fluidos oculares, el tercero fue el
mas simple, con un cuchillo clavado en la cabeza de uno, solamente lo solté y
con la mano libre le agarre la cabeza y se la estampe contra el pico de la mesa
de recepción, el crujido de su grane fue bastante reconfortante, creo que me
estaba empezando a volver adicto a ese sonido.
Uno de los zombis tenia el uniforme de policía
todavía puesto, en su cinturón llevaba la pistola reglamentaria, así que
jugándomela a una carta, le lance el cuchillo que tenia en mano al que tenia
mas cerca, cogí la pistola, le quite el seguro, y en cinco segundos los que me
salieron de frente estaban en el suelo con un tercer ojo en la frente, solo
faltaban los que me venían por la izquierda, eran un grupo algo grande, unos
siete podían contarse a simple vista, levante el brazo con la pistola para
dispararle al primero, cuando algo que debería haber previsto ocurrió. Un zombi
me mordió el brazo y me hizo fallar el tiro, que para mi desgracia, era el
último. Al estar todo en calma, los disparos y el sonido del detector no solo
atrajeron a los que ya estaban dentro, si no que los de afuera también habían
comenzado a venir, un grupo aun mas grande estaba a punto de entrar, unos
veinte zombis sin contar con el que tenia encima. Le incruste la pistola en un
ojo y corrí ha cerrar las puertas de acero, los zombis se amontonaban en la
puerta y sabia que no aguantaría mucho, el brazo se curó y tras recoger los
cuchillos me lance a por los del pasillo, no eran demasiados y de siente que se
veían solo cuatro estaban de pie, despejado el vestíbulo, empuje la mesa de
recepción, las sillas y hasta algunos cadáveres para que hicieran tope y poder
ganar un par de minutos extra.
La comisaría estaba completamente destrozada, no
había nada salvo restos humanos, de cuando en cuando salía algún solitario
rezagado, pero no daba ningún problema. Finalmente llegue al almacén de
pruebas, que en una ciudad tan pequeña también serviría como almacén de armas,
la teoría fue correcta y pude deleitarme con la visión de una tanda algo
gastada de escopetas, pistolas y municiones varias, rebuscando por los
alrededores encontré bolsas de la policía y algún que otro zombi, las llene
hasta arriba mientras revisaba algunos zombis muertos por si tenían munición, pude
oír como la puerta cedía, abrí la bolsa, cogí una pistola y dos cargadores y
mientras veía como la horda se acercaba, empecé a disparar como un loco,
reventando cabezas una detrás de otra, hasta que me quede sin munición y solo
quedaba uno, así que salí corriendo hacia el y le di una patada en el pecho,
cayó de espaldas y una vez en el suelo empecé a darle puñetazos en la cabeza,
hasta que donde antes había una frente, ahora solo había un hoyo del que salía
sangre y pedacitos de cerebro.
Aprovechando el subidon de adrenalina volví a por
las cosas, cargue todo en el coche y volví con el grupo. La recepción fue algo
mas extraña de lo esperado.
-
Vaya, has conseguido volver.
-
Si, soy algo duro de matar ¿No os lo había
dicho?
-
Algo me temía.
La chica pelirroja acababa de llegar detrás de mí,
no la había oído llegar y desde luego no la había visto.
-
Hola cariño ¿Qué has encontrado?
-
Nada, solo sus cuerpos como el dijo, en la
mochila tengo sus pistolas y algunas provisiones mas.
-
Espera ¿Has ido al centro comercial?
-
Estas
jodido ♫
-
Si ¿Pasa algo?
-
No nada.
-
Jajaja bueno ¿Ahora quien es el que tiene mas
huevos? Deja las armas, entra dentro y vete a las duchas de fuera, quítate esa
sangre y mandare a alguien para que se asegure de que no te han mordido.
-
Oh ¿Y por que no viene tu novia?
-
¿Y por que no te vuelo la cabeza?
Pasé de el y me fui a las duchas, no estaba de humor
para llevarme una ostia y desde luego tenia cosas mas importantes en las que
pensar.
Al rato en las duchas vino el chaval de la noche
anterior.
-
Hola, Toni me manda para ver si no eres un
zombi.
-
Jajaja tranquilo chaval, no me han mordido, y
no muerdo.
-
No se
que parte de esa frase corregir primero.
-
Siento tardar y dejarte tiritando aquí, Toni
me obligo a esperar, de verdad que te odia, creo que le pones nervioso.
-
¿En serio? Bueno, el sentimiento es
reciproco, pocas veces había visto a un capullo de tal calibre.
-
Ya Jajaja, bueno pues no tienes heridas así
que… ¿Qué te pasó en el pecho?
-
… nada… un, accidente hace tiempo, nada
serio.
-
Ya… vale, pues ten, algo de ropa limpia, te
esperamos el vestíbulo, quieren hablar contigo.
-
Ok, nos vemos chaval.
Vestido con un chándal y unas pintas cani que no
podía con ellas, entre al vestíbulo mientras mis pulmones se congelaban por el
vaho, aunque fuera un bicho raro que se regeneraba e incluso encontrara cierto
gusto erótico en el dolor, estar a tres grados bajo cero con un puto chándal
era demasiado. Dentro estaban todos esperándome, revisando las armas y
limpiando algunas.
-
Chaval,
te han pillado, de esta no salimos, ha sido un placer conocerte.
-
Bueno Dante, has cumplido con lo de las
armas, y nos trajiste las provisiones que nuestros amigos no pudieron traer,
has cumplido en todo así que dinos ¿Cómo coño tienes pensado sacarnos de aquí?
-
Ostia
puta.
-
Oh, pues… es eso… bien, pues la cosa es muy
simple, el alcalde dejo un mensaje en el que explicaba como poder pedir ayuda
al gobierno, no arriesgaran a un equipo por un puñado de personas, pero tal y
como esta la situación aquí y con la ventaja de que tenemos una estación de
tren, podrán mandar un tren con un equipo para sacarnos de aquí y escoltarnos a
la capital. La pega es que no somos suficientes, vine a vosotros por que sois
los que tenia mas cerca, la otra parte del plan es contactar con el grupo que
hay en la biblioteca, son muchos mas que nosotros y con ellos creo que
podríamos conseguir la evacuación.
-
¿Y como has pensado contactar con los de la
biblioteca?
-
Pues o por teléfono y rezar que este
conectado, o directamente presentarme allí igual que hice con vosotros.
-
¿Y la extracción como la vas a pedir?
-
Le birlé al cadáver del alcalde la tarjeta de
las oficinas de interior, una llamada explicando la situación y arreglado.
-
Bien, mirare en Google, haber si encuentro el
numero, has cumplido, gracias por todo.
-
¿Perdón?
-
Te van
a matar, lo sabia.
-
Que gracias, no esperes que lo repita.
Acto seguido se dio la vuelta y se fue con su novia,
creía que me había librado, pero entonces mire a los ojos a su novia, esos
preciosos ojos que te derriten el alma, y pude ver una mirada que parecía decir
“Se que te los has cargado cabrón”, era obvio, por muy mordisqueados que
estuvieran los cadáveres después de tres días a la intemperie, no podían
ocultarse cosas como las balas en los huesos, las rajas producidas por armas
blancas, o una puta varilla metálica atravesando una cabeza.
Si no me han acribillado ya, quiere decir que
todavía no se lo ha dicho, a lo mejor no sabe que he sido yo, o no lo ha
pensado… o a lo mejor es que le importa una mierda, pero por seguridad decidí
que seria mejor dormir armado durante el resto de días que estuviera por allí.